viernes, 25 de mayo de 2007

Sentimientos

El día 23 fui a casa de una amiga a felicitarla por su cumpleaños. Es una persona muy especial para mi, a la cual considero como un hermana mayor. Yo ya tengo una hermana mayor, pero es monja y la verdad es que no puedo contar con ella para nada, pues hasta para llamarla por teléfono tengo que pedir hora.

Pero esta persona si que ha estado y está incondicionalmente a mi lado si necesito cualquier cosa, lo mismo para lo bueno que para lo malo. Y no es que nos veamos a menudo, pero las dos sabemos que estamos que estamos ahí. Para lo que sea.

Hemos pasado muy buenos ratos juntas, el ratito del desayuno un día a la semana era sagrado, y nos contábamos lo mismo las penas que las alegrías, los problemas con los maridos, con los hijos, con la familia que a veces es problemática, pero que no puedes hablar con todo el mundo de según que cosas. Y unas veces acabábamos riendo de lo que creíamos que eran problemas y otras veces llorando porque lo eran de verdad.

Ella ha sido una gran ayuda para mi en múltiples cosas, y le debo mucho porque hay cosas que no se pagan con dinero.

Ahora está pasando un momento no muy agradable en su vida, y yo quiero que sepa que lo que quiera de mi aquí estoy. Y se lo hago saber porque la llamo y procuro verla cuando tiene tiempo. Y la quiero mucho y ella lo sabe.

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